CONOCIENDO Y DISFRUTANDO DE NUESTRO ENTORNO

El tesoro que nos rodea II 

    El 10 de abril un grupo de alumnas y alumnos de 3º de la ESO realizóaron una excursión por los alrededores del centro con el objetivo de conocer los tesoros que nos rodean. Dicha actividad la organziaron los departamentos de Educación física, Geografía e Historia y por el proyecto de patrimonio del centro. A esta excursión asistieron también los un grupo de alumnas y alumnos de 4º ESO, Enzo, María, Lorena, Dani y Mariel, que hicieron de cicerone, explicando magníficamente los elementos patrimoniales que hay en nuestro entorno. Eduardo López, Nico Cabrera y David Pérez fueron los profesores acompañantes. 
    A las 9 y tras hacer unos ejercicios de calentamiento, para poder abordar sin problemas los 6,8 kms, emprendimos la marcha desde el mismo instituto, bordeando el parque Juan Pablo y dirigiéndonos de esa manera a un relicto de vegetación que milagrosamente pervive en Siete Palmas con especies como la tabaiba, el verode o la aulaga. 




    A continuación nos dirigimos a un elemento etnográfico muy interesante, el arco de Cuesta Blanca. Tras volver sobre nuestros pasos fuimos tras las huellas de las palmas o palmeras que dan nombre al barrio. El origen del nombre de Siete Palmas fueron las siete palmeras que se situaban junto al cementerio, de la que solo queda una en pie.  

En Lomo bravo, conocimos algo más del origen del barrio de Siete Palmas. Luego emprendimos una divertida bajada hacia una joya que está enterrada bajo la circunvalación que tuvimos el lujo de visitar, la ermita de San Antonio Abad gracias a que La Parroquia de San Antonio Abad de Tamaraceite, su propietaria, nos facilitó el acceso. 

También observamos los restos de la finca de las Perreras, un bien etnográfico casi abandonado testigo mudo de la actividad económica que caracterizaba a Canarias hace no tanto tiempo. 

Tras esta última parada emprendimos la vuelta al instituto, desde luego sabiendo mucho más que a la ida y...el patrimonio que no se conoce, no se ama. Pero antes de llegar entramos en el parque Juan Pablo II para realizar unos ejercicios de estiramiento y de relajación, dirigidos por Eduardo, que fueron la guinda perfecta a una bella jornada.


ARCHIVO DE LA RUTA (KMZ)


EL TESORO QUE NOS RODEA


Un grupo de alumnas y alumnos de 4º de la ESO realizó el 23 de Enero una excursión por los alrededores del centro con el objetivo de conocer los tesoros que nos rodean. Con esto nos referimos a los elementos etnográficos, naturales e históricos artísticos que son característicos de nuestra zona. Dicha actividad está vinculada al fomento del patrimonio canario y más concretamente a un proyecto denominado “Los tesoros que nos rodean”. A esta excursión asistieron también los profesores Pilar Camacho, Etelina Sicilia y David Pérez.
A las 9 emprendimos la marcha desde el mismo instituto, bordeando el parque Juan Pablo y dirigiéndonos de esa manera a un relicto de vegetación que milagrosamente pervive en Siete Palmas. Éste, ubicado junto a la calle de Lomo San Lázaro y a unos 200 metros sobre el nivel del mar, conserva algunos ejemplos de las especies vegetales originarias de la zona como la tabaiba, el cardón, el verode y la aulaga.

A continuación nos dirigimos a un elemento etnográfico muy interesante, el arco de Cuesta Blanca. La carretera general que iba desde Las Palmas a Tamaraceite y Teror pasaba por debajo de este arco. Es un bien etnográfico que está inventariado por el Cabildo en el catálogo (de ahí su buena conservación) y tenía la función de canalizar el agua procedente de la cumbre mediante un canal que seguía en dirección al cementerio. Se considera un ejemplo de arquitectura hidráulica que supone una buena representación de cómo se llevaba el agua de un lugar a otro para actividades como la plantación de tomates y papas.
Tras volver sobre nuestros pasos fuimos tras las huellas de las palmas o palmeras que dan nombre al barrio. El origen del nombre de Siete Palmas fueron las siete palmeras que se situaban junto al cementerio, de la que solo queda una en pie. Como dato curioso, el término palmera es un neologismo (un vocablo nuevo surgido en el s.XVII) por el que se sustituyó la palabra palma.

También pudimos observar unos árboles autóctonos situados en la rotonda; antes formaban parte de un paseo que partía desde el arco de Cuesta Blanca. En la zona hubo durante un tiempo un campo de fútbol; y un cerca del campo era también el lugar donde se echaban los desechos de la finca de Los Betancores, del que se alimentaban unas aves carroñeras ya extintas en Gran Canaria llamadas guirres.

En Lomo bravo, una atalaya situada junto a Siete Palmas, disfrutamos de una panorámica donde pudimos observar elementos del relieve, como el Pico de Las Nieves. El fondo de la panorámica estaba constituido por la Cruz de Tejeda, la zona protegida del Montañón Negro, los Pinos de Gáldar, etcétera; pudiendo también apreciar a nuestra derecha una cadena montañosa conformada por el pico de Osorio y el pico del Rayo, entre otros. También se podía ver la Montaña de Arucas, junto a barrios como Los Giles, Hoya Andrea, La Hiena y la zona de Tamaraceite. En primer término se presentaban los altos de Siete Puertas, la zona del Zardo y el Pico de San Gregorio junto al punto más alto de Las Palmas, los Llanos de Andújar.



Luego emprendimos una divertida bajada (aunque algunos se quejaran) hacia una joya que está enterrada bajo la circunvalación. En este espacio, ahora verde por las lluvias, tuvimos la oportunidad de visitar la ermita de San Antonio Abad. Ha tenido distintos propietarios, como un coronel del ejército y ha sido reconstruida en varias ocasiones por sucesos como inundaciones e incendios. Desprovista de decoración de figuras (debido mayormente a actos vandálicos) y con un artesonado de madera en el techo (con dos partes diferenciadas: una poligonal donde está el altar y una recta), es un lugar protegido al ser patrimonio artístico y no abierto al público sino para las fiestas. Sirvió también como lugar de enterramiento muchos años durante los principios del siglo XX, pudiendo quedar restos bajo el suelo de la ermita.

Tras realizar una pequeña parada para descansar y ver la ermita, seguimos nuestra caminata, en una zona donde se cultivó hace mucho tiempo la caña de azúcar con la que se hacía ron. Un poco más tarde nos encontramos con otros ejemplos de arquitectura hidráulica, las acequias y las cantoneras o troneras, que servían para la repartición del agua entre las distintas fincas de la zona. También observamos varias charcas terrosas, que eran una manifestación de la gran actividad agrícola, la de la finca de las Perreras, un bien etnográfico casi abandonado testigo mudo de la actividad económica que caracterizaba a Canarias hace no tanto tiempo.
Solo nos quedaba la última etapa, tras haber recorrido aproximadamente unos seis kilómetros. En esta última parada cerca de Las Perreras, nos esperaba la finca de la familia Pérez Rodríguez, un reducto de la actividad agraria de tiempos. Uno de sus miembros, que nació un poquito más abajo, nos contó lo que tenía en un terreno que sigue cultivando y cuidando con mucho cariño, a pesar de las dificultades afrontadas debido a la ausencia de lluvia y la sequía que azotan al entorno. Conformado por un territorio de plataneras en su parte baja, tiene plantado en su terreno cultivos como la papa, el millo, un níspirero, varios limoneros y papayeros y algunas plantas como el cilantro. Algunos de nosotros tuvimos la oportunidad de coger papas, dándonos cuenta del cansancio que esto supone.

Tras esta última parada sobre la una de la tarde emprendimos la vuelta al instituto, desde luego sabiendo mucho más que a la ida. Pues el patrimonio no está sólo para verlo de manera teórica, sino para conocerlo, verlo, recorrerlo y por supuesto disfrutarlo.

Mariel García Fleitas

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